Paz Para Crecer

por Edgar Mantilla

Recuerdo que hace ya muchos años, una de las bandas worship más reconocidas a nivel mundial fue invitada a nuestra iglesia y estuvo en primera fila durante el tiempo de alabanza. Siendo yo un pianista tan joven en ese entonces, mientras tocábamos con el equipo precisamente una de sus canciones, no pude evitar sentirme un tanto observado y analizado (así los invitados estuvieran viendo o pensando en otra cosa, o incluso simplemente estaban enfocados en el tiempo de alabanza), así que en ese momento muchas cosas llegaban a mi mente pues fue un poco intimidante abrir mis ojos y ver al frente un grupo de personas que había admirado por mucho tiempo.

Fue todo un bombardeo de pensamientos como: ¿Lo estaré haciendo bien? ¿Seré lo suficientemente bueno? ¿Qué tal estará mi sonido hoy? ¿algún día seré tan excelente como ellos?

Ocurriendo todo esto en cuestión de segundos, volví a cerrar mis ojos y vi uno de los cuadros más hermosos que haya tenido jamás, donde vi al Señor Jesús, sentado no esta vez en su majestuoso Trono sino en una de las sillas de mi iglesia (a solas Él y yo) con una sonrisa diciéndome: “He venido a escucharte especialmente a ti y a deleitarme en tu alabanza.” Para mi fue algo inolvidable y transformador que me ha mostrado que aunque somos humanos y podemos luchar con pensamientos como estos todo el tiempo (e incluso tu estarás identificando los tuyos ahora), si nuestros ojos están siempre puestos en el autor y consumador de nuestra fe, jamás perderemos el enfoque de aquello para lo que fuimos llamados.

Todo esto me permitió ver nuestra vulnerabilidad como ministros de alabanza y que por el contrario a lo que algunas veces se quiere llevar a pensar o mostrar en estos tiempos, no somos súper humanos o una suerte de “súper soldado” salido de las películas de ficción, que luego de estar en una cápsula, esta se abrirá para terminar desbordando perfección, superioridad e infalibilidad.

Por el contrario, somos siervos que en nuestra débil humanidad, nuestro corazón sediento necesita cada día el encuentro secreto y a solas con nuestro Padre del Cielo para ser fortalecidos en Él, ser renovados, transformados y saciados con ese Pan de Vida que podremos salir a compartir con nuestros hermanos.

Un encuentro diario y único, donde nuestra forma de pensar es transformada a la luz de Su Palabra y por tanto impactará nuestra forma de hablar, de actuar e incluso de tocar nuestros instrumentos llevándonos siempre por la ruta del crecimiento y a nuevos niveles.

Ahora que he abierto mi corazón contando esta historia, es tu turno para abrir el tuyo mientras lees esto (si deseas, claro está) y por eso quiero preguntarte:

¿Cuales son esos pensamientos que han venido a tu mente como ministro de alabanza? ¿Seré suficiente? ¿Todo esto valdrá la pena? ¿En verdad soy bueno para esto?

O está también la pregunta que hizo Marcos Witt alguna vez: “¿Por qué lo hago?” Apuesto que esa la dijiste cantando si conoces la canción.

Todas aquellas preguntas y pensamientos que han marcado tu camino son importantes y son una oportunidad valiosa de llevarte por nuevas rutas que te harán crecer indudablemente. No importa ahora si eres worship leader de hace 20 años, o eres el músico más nuevo de tu equipo. Mientras te examinas y como es costumbre con mis escritos para ti, quiero dejarte estos 5 puntos que a partir de estas preguntas que hablamos, pueden ayudarte a crecer en paz en esta maravillosa labor que haces cada semana y digo crecer en paz, porque estos interrogantes nos hacen creer que estamos en una competencia por un lugar o que corremos por algo que creemos más importante que la carrera de la fe o la carrera con nosotros mismos.

1. CRECE EN GRATITUD

Da gracias por el punto en el que estás ahora y esto te abrirá las puertas para ver el punto al que podrás llegar siendo agradecido.

Da gracias por los instrumentos que tienes, por el don que Dios te ha dado, el equipo en el que te ha puesto o que te ha confiado, la voz única que tienes, las manos que Dios hizo para ti, etc. Notarás inmediatamente que la gratitud es el antídoto para la comparación, ya que compararnos es una forma de menospreciar la originalidad con la que Dios nos diseñó.

Cuando agradeces, tienes la claridad de quien eres para Dios y el valor que tienes para Él cuando lo adoras.

Por eso no tendrás que volver a poner nada de lo que Dios te ha dado especialmente a ti, en una balanza para probar si tiene más peso o más valor que lo de otros, porque la gratitud amplia el panorama y la visión. (Salmo 100:4) Recuerda siempre entrar a la Presencia de Dios con gratitud en todo y por todo.

2. CRECE EN TU ENFOQUE Y TU MOTIVACIÓN

¿Donde están puestos tus ojos en este momento? ¿Quieres estar o ya eres parte de tu equipo solamente para complacer a una persona? ¿Quieres que tu Pastor o tus amigos te aprueben y verte bien en un post tocando o cantando?

El pensar en función de la complacencia y la aprobación nos desenfoca. Si quiero estar en esa plataforma para demostrar con mis súper acordes sofisticados que “soy el mejor pianista que haya tenido este equipo”, o porque con mi voz “este equipo tendrá mas vistas en YouTube”, o con mis solos de guitarra “podrán considerar nuestra música para el Grammy”, todo esto converge hacia una pregunta: ¿Hacia donde apunta mi mirada? Es claro que muchas veces los ojos de la gente estarán sobre nosotros, pero que siempre nuestros ojos estén puestos en Dios y así los demás no nos verán a nosotros sino a Cristo reflejado en todo lo que hagamos, digamos y cada nota que toquemos.

No descuides tu tiempo a solas adorando a Dios con tu instrumento o incluso en silencio derramando tu corazón ante Él. La adoración colectiva es poderosa pero Dios igualmente se deleita en tu adoración individual y es por eso que no tienes que demostrar nada a nadie o probar un punto.

Se excelente a puerta cerrada y el fruto saltará a la vista, pero no trates de hacer lo contrario y aparentar excelencia cuando a puerta cerrada sabes lo que tienes que hacer para crecer y no lo haces. Gálatas 1:10 «No busco la aprobación de los hombres sino la aprobación de Dios. Si yo quisiera quedar bien con los hombres, ya no sería siervo de Cristo».

3. CRECE EN VALENTÍA

Dios no nos ha dado un espíritu de temor… el temor es un obstáculo, es una piedra de tropiezo, es una cadena a tus pies y Dios hoy te llama a libertad.

El temor te hace ver gigantes invencibles que no te dejan conquistar la tierra haciéndote sentir pequeño e insuficiente, cuando Dios ha depositado su grandeza en ti. Crecer en valentía es tener la fe suficiente para creer que Dios puede y quiere usarte para sanar a través de tu instrumento. Es saber que Él te escogió para que con tu grito de alabanza caigan murallas por Su Poder y tener la convicción de que cuando estás en la plataforma, o en tu escuela o en tu trabajo, Dios está contigo en tus batallas y nunca te dejará.

Canta tus líneas con valentía, haz ese solo con autoridad, toca el bajo resonando en el mundo espiritual... Se fuerte y valiente! No temas porque Dios está contigo.

Ejercita tu fe y ponla en acción día tras día. En este mundo afrontaremos pruebas y dificultades, pero siempre Dios nos llama a confiar y a creer que Él ha vencido. Usa tus ojos de Fe para ver la necesidad de otros, para ver lo mejor en ellos y también para creer que tu Padre siempre te llevará de la mano porque ha prometido no dejarte y mucho menos lo hará mientras tocas durante la alabanza, pues Él se complace en ver como venciste tantas cosas para estar allí de pie adorando.

4. CRECE EN TU INSTRUMENTO

En otros blogs ya te he hablado de estrategias para esto y otros productores en sus escritos lo han hecho también, pero hoy al hablar de crecer en tu instrumento quiero hablarte de madurez. Es tiempo de tomar las riendas del don que Dios te dio y cambiar tu mentalidad a la luz de la Palabra. Sé un mayordomo fiel, disciplinado, ponte metas reales, sal de la conformidad.

Que no sea un año más haciendo el mismo solo, el mismo sonido y la misma escala donde te quedaste alguna vez. Que no sea de nuevo la misma excusa, el mismo pretexto para no tocar una parte que decimos que no nos gusta o que es difícil, solamente porque no queremos aceptar que no hemos estudiado lo suficiente para poder lograrla.

Recuerda que el tiempo de estudio se trata de calidad y no de cantidad. Cobra animo y organiza tu agenda, redefine tu espacio para estudiar y establece rutinas. Busca explotar con pasión todo el potencial que Dios derramó en ti. Encuentra tu identidad musical explorando, estudiando, siendo curioso. Encuentra inspiración siguiendo a otros, pero no pierdas tu identidad convirtiéndote solo en un imitador. No te aprendas el acorde de moda sin entender lo que haces. Busca un maestro, encuentra un Mentor que te ayude a mejorar.

5. CRECE EN EL TRATO PARA CONTIGO MISMO Y OTROS

No recuerdo si escuché esto o lo leí en algún lado, pero igual lo tengo siempre en mi mente y te lo comparto también: “Antes que convertirte en un mejor músico, conviértete en una mejor persona”.

Que nuestro carácter sea transformado diariamente por Dios para tratar a otros con amor, dignidad y compasión. Está bien que saltes y sonrías en la plataforma explorando nuevos movimientos, pero también ve más profundo fuera de ella explorando como persona cómo trabajar más lo interior que lo exterior. Recuerda: esto se logra a solas con Dios y dará en ti frutos que enaltecen Su nombre.

No olvides que como tratas a otros, te diriges a ellos y hablas de ellos, dice mucho de ti como persona y como ministro. Igualmente, si crees en ti y en lo que Dios te ha dado, podrás creer en otros y tratarlos con grandeza y honra.

Precisamente llegué a este punto mientras conversaba con alguien muy especial para mi desde hace muchos años, y ya que está empezando a participar en la alabanza de su iglesia quise preguntarle si creía que sus compañeros (también nuevos) eran buenos, a lo que sin dudar me contestó que si lo eran. Para mí, esta persona fue una revelación de que si crees en lo que Dios ha puesto en ti y te amas a ti mismo, entonces serás capaz de creer en otros y amar a tu prójimo sin dudarlo por un segundo.

Querido lector, como dice la popular frase “crecer duele”, pero verás que el fruto siempre será especial y trascendente. Da un paso a la vez y espero que estas líneas alimenten tu fe, tu relación con Dios, tu testimonio y te lleven a tomar decisiones en aquello que te hará crecer mucho más del punto en el que ya te encuentras hoy en día para celebrar nuevas victorias que desde aquí en fe, alegran mi corazón y las celebro contigo mientras escribo. No te canses de hacer el bien ya que aún viene mucho más para ti. Solamente toma la decisión de crecer e ir por más.


Edgar Mantilla es un músico nacido en la ciudad de Bogotá Colombia. Desde los 10 años de edad comenzó a servir en el equipo de alabanza de su iglesia local tocando el piano y años después pasaría a formar parte del equipo de la iglesia de El Lugar de Su Presencia en Bogotá Colombia, donde ha servido activamente como voluntario y trabajado por 15 años en el staff del ministerio de alabanza Su Presencia como tecladista, director musical, arreglista y músico para los servicios, giras y sesiones de grabación de más de 10 producciones musicales.

Encuentra los sonidos de Edgar Mantilla en secuencias.com

Previous
Previous

El Acorde Más Dificil De Encontrar

Next
Next

Jeffrey Barrera